Levanta tus ojos al cielo y mira las nubes
que parecen motas de algodón.Observa
el ave que surca los aires en su plena
libertad y los pequeños detalles que
a simple vista no pueden verse.
Empápate de la belleza que te rodea y da a la
Naturaleza como las verdes montañas,
las flores de hermosos colores,
el paisaje que parece una pintura del mejor
pintor y el murmullo de los riachuelos.
Guarda en tu alma, el templo del cuerpo,
todo cuanto la vida te ha obsequiado,
que es regalo de Dios.
Y en la noche ante el manto de miles de estrellas,
medita en la inmensidad del Universo
y respira el aire nocturno.